04/06/2014

Acción de gracias, Bendiciones, Envío


 
Estas tres palabras forman el trasfondo de todo lo que se ha hecho esta mañana, son expresión de una llamada a salir, a ser y dar vida.

La oración de la mañana, a través de una serie de movimientos  del cuerpo fue introduciendo a todas y cada una en contacto con su propio ser, dándole un sentido de totalidad, de unicidad y la necesidad de crear el propio espacio;  al mismo tiempo, se establecía la conexión con la tierra y el cielo que nos transmite energía  y luz  para todo lo que hacemos.

A través de los gestos alejamos todo lo negativo e interiorizamos  todo lo que necesitamos: paz, alegría, unidad, bondad.

Nos conectamos con toda la humanidad, en unidad, para que el proyecto de Dios pueda hacerse realidad en la tierra.

Nos conectamos con la sabiduría de los que nos han precedido, desde los primeros seres humanos, con las generaciones de ayer, de hoy y de mañana.

Poniendo las manos sobre el corazón, la asamblea da gracias por la vida, el amor y la capacidad de seguir anunciando el proyecto de Dios.
 
 
Luego, reconociendo la dimensión sagrada  de cada una, se saludaron unas a otras diciendo la palabra india:
 
NAMASTHE
 
 

Siguió una breve presentación en Power Point, realizada  por Ana María (Unidad de América Latina, Argentina) en la que se expresaba, de manera creativa, lo que habían experimentado, en relación con el Capítulo, desde lo captado a través del blog.

Al final se invitó a las Capitulares a expresar en una palabra qué había  significado el Capítulo para ellas.

Hubo un momento lleno de humor cuando, con el tono de un presentador de radio, Tere Beck hizo el recuento de algunos acontecimientos divertidos ocurridos durante el Capítulo; también hizo algunas referencias suaves a momentos complicados vividos en las asambleas y a  las condiciones de la casa. Todo fue  aceptado y tolerado con humor o resistencia dependiendo del temperamento de cada una.

Clausura Oficial del Capítulo

Ana María, como Superiora General, debía conducir el Capítulo a su fin. En las palabras de clausura dijo que el tema del Capítulo  es en sí mismo  un reto que continúa estando en vigor. “Ahora somos más conscientes que nunca de la llamada apremiante de la Misión y de la necesidad de dar una respuesta como Instituto. Terminamos una etapa muy rica que nos abre a un nuevo comienzo.”

Ana María enumeró las fuertes llamadas que había recogido instándonos  a entrar en un proceso de transformación de la vida y de la Misión.

§  Una llamada “a salir”  que nos pone en estado de Éxodo  caminando como una más con la humanidad que camina.

§  Una llamada a enraizarnos en nuestra espiritualidad de Solo Dios como Jesús, María y José que nos confiere identidad y razón de ser  como Instituto y Familia en el mundo

§  Una llamada a vivir un liderazgo integrado y profético para la Misión.

§  Una llamada a pensar,  discernir y actuar de manera integrada a todos los niveles: Consejos, Unidades, Continentes…

§  Una llamada a seguir profundizando nuestra vida de Votos para la Misión teniendo como referencia el Decreto.

Un paso importante será la transmisión  y puesta en práctica del Capítulo, de manera que lo que han decidido juntas no sean palabras vacías. Es importante transmitir con libertad y fidelidad lo que ha sido realmente significativo en la experiencia del Capítulo General.

Escuchemos de nuevo las palabras de nuestro Fundador: "Nada puede detener vuestro caminar". NADA.

“Acojamos de nuevo la palabra de Jesús “Como el Padre me envió Yo os envío. No tengáis miedo…Yo estoy con vosotras cada día hasta el final de los tiempos.”

¡Gracias!

Ana María no olvidó a nadie cuando dirigió unas palabras de agradecimiento  a todas las que habían participado en la preparación y en la buena realización  del Capítulo, incluyendo a los miembros del Instituto, que se comprometieron en la preparación a través de las asambleas y Capítulos de las Unidades y que han seguido el proceso del Capítulo.

Pidió a las Capitulares que levantaran su tarjeta verde si estaban de acuerdo en clausurar este 19º Capítulo General. La clausura fue aceptada por unanimidad.
 

A continuación las Capitulares firmaron las Actas del Capítulo.

Después cantaron el Magnificat y abandonaron la sala para preparase a la Eucaristía que tuvo lugar a las 12 am.





Las Hermanas de la Comunidad de la casa general y las de las comunidades de Italia se unieron a las Capitulares en la Eucaristía y después en la comida.

 

El P. Louis Lougen, Superior General de los Oblatos de María Inmaculada, presidió una celebración alegre, intercultural, una cele-bración de comunión con Cristo y con el Universo entero.

La homilía fue breve y original, lanzó una tarea a la Asamblea:  en 5 minutos  decirnos las unas a las otras 3 palabras:
ACCIÓN DE GRACIAS – BENDICIÓN-ENVIO.

¡Se tardó mucho más de cinco minutos!

La celebración continuó en el comedor.  Después comenzaron las despedidas. Las que se quedaban en Roma por unos días se trasladaron a la Casa General. Otras se quedaron en la casa de Enrique de Osso para viajar desde allí el 5 de junio por la mañana temprano.

 



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"El cambio siempre es un riesgo. Pero también es un riesgo no cambiar. Incluso un mayor riesgo, creo”. (Cardenal Kasper)

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